La curva de costes CTI permite a los inversores comprender la relación entre los planes de gastos de capital y el carbono
Londres, 8 de mayo de 2014: La nueva investigación de Carbon Tracker Initiative revela que son muchos los proyectos petroleros que carecen de sentido tanto económico como climático.
El análisis de riesgo indica que muchos de los proyectos petroleros de alto coste ocupan una posición demasiado alta en la curva de costes para poder adaptarse a un escenario de baja demanda y bajos precios que también limitaría las emisiones de la actividad petrolera al presupuesto de carbono. Según la investigación, los 1,1 billones de dólares de gasto de capital posible hasta 2025 en localidades clave de diversas provincias solo serían rentables si el precio de mercado es superior a 95 dólares por barril. CTI recomienda a los inversores que analicen junto con las empresas el riesgo de desperdiciar capital en proyectos de altas emisiones de carbono que no garantizan generación de valor ni son coherentes con la perspectiva de un futuro con restricciones de carbono.
El informe insta a los inversores a cuestionar las hipótesis de precios y demanda que sustentan los planes de gasto de capital de las petroleras. Apostar por un precio de 95 dólares por barril en nombre de los accionistas es arriesgado si consideramos que en la última década el precio del petróleo ha llegado a los 40 dólares por barril en dos ocasiones. La demanda podría verse afectada por diversas cuestiones futuras, entre ellas el aumento de la restricción de emisiones, mejoras de eficiencia, avances tecnológicos y la desaceleración de la economía china.
James Leaton, director de investigaciones de Carbon Tracker, señaló: «El análisis de riesgo demuestra que son muchas las empresas petroleras que apuestan por un escenario de alta demanda y altos precios. Es necesario que los inversores se anticipen a la curva de costes de suministro del carbono para garantizar que no se desperdicie el capital».
Mark Fulton, consejero de Carbon Tracker Initiative, (y antiguo director de investigaciones de Deutsche Bank Climate Advisors), afirmó: «Por primera vez, este informe relaciona el ámbito económico de los proyectos petrolíferos – en cuanto a costes marginales de suministro – y el del carbono, lo que permite a los inversores apreciar dónde está el riesgo según los diversos escenarios de demanda. Resulta evidente que los inversores tienen motivos para cuestionar muchos de los proyectos de altas emisiones de carbono y alto coste de distintas empresas.»
Si ampliamos la perspectiva hasta 2050, el análisis demuestra que el sector privado necesitaría invertir unos 21 billones de dólares
de gastos de capital en proyectos de alto riesgo; una inversión que no se amortizaría por sí misma en un mundo preocupado por el cambio climático y la calidad del aire en el que la demanda es menor. Según la investigación de CTI, una producción petrolera que necesite un precio de mercado superior a 75 dólares por barril implicaría superar los 2°C de calentamiento global, en un escenario de referencia que supone la continuación del consumo habitual de los principales combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas.
Los inversores ya han empezado a analizar las petroleras que cotizan en bolsa para ponderar el riesgo de los activos de carbono. El análisis de CTI indica que el sector privado es el actor más importante en la financiación de la producción petrolera de alto coste, un área que no despierta gran interés entre las petroleras nacionales. Para que los inversores ayuden a mitigar estos riesgos la respuesta es exigir disciplina de capital a las grandes petroleras. Para ello es necesario concentrarse en el valor de los accionistas y no en el volumen de la producción. En la práctica, esto ofrecería una rentabilidad a los inversores mediante readquisiciones y dividendos, en lugar de inversiones en exploraciones petrolíferas de alto coste.
Paul Spedding, ex analista del sector de Gas y Petróleo de HSBC, señaló: «Son muchos los inversores preocupados por el creciente volumen de capital que las petroleras han asignado a proyectos de alto contenido de carbono y bajo rendimiento. Es necesario cuestionar las estrategias de las grandes petroleras. Como se observa en el informe, hay un descenso en el rendimiento y un incremento de los costes. Para revertir esta situación, hace falta concentrarse en los activos de menor coste y mayor rendimiento. Y si esto implica menor inversión de capital y mayores dividendos o readquisiciones, aún mejor. Este análisis es importante porque ofrece los datos que necesitan los inversores para cuestionar la inversiones propuestas basándose en el rendimiento, además del contenido de carbono».
En el caso de las empresas independientes más pequeñas, son muchas las que han expuesto más de la mitad de su posible gasto de capital hasta 2025 a proyectos de alto coste que necesitan un precio superior a 95 dólares por barril de petróleo. El escenario de baja demanda y bajos precios cuestiona el modelo de negocio de estas empresas. Algunas de las empresas más especializadas, con explotaciones en aguas profundas o arenas petrolíferas, podrían representar un nuevo objetivo de participación para los inversores.
El informe permite comparar las empresas que tienen mayor gasto de capital posible para la próxima década en provincias con explotaciones en el Ártico, en aguas profundas y en arenas petrolíferas. Además, el análisis identifica las grandes empresas que tienen la mayor parte del gasto de capital en el extremo superior de la curva de costes.
El director general de Carbon Tracker, Anthony Hobley, señaló: «La investigación de CTI ha establecido un nuevo debate sobre el cambio climático y la inversión. Los números son el fundamento de los mercados financieros, son ellos los que nos permiten pasar de lo general a lo específico en el mundo de las inversiones. Este análisis constituye otra herramienta más de CTI para ayudar a los expertos financieros a identificar el riesgo de la inversión en carbono en los mercados de capitales de la actualidad».
Resumen técnico del análisis
1) Contexto de presupuesto de carbono de 2 °C
Como ya señaló Carbon Tracker en investigaciones anteriores, para mantenerse dentro del «presupuesto de carbono» global de los 2 °C es necesario reducir en gran medida la futura demanda de petróleo. Para lograr esta reducción, hay que adoptar una serie de medidas que abarcan la elaboración de políticas climáticas más firmes, mayor eficiencia energética y mayor uso de fuentes de energía renovable. En el presente estudio examinamos la oferta y la demanda de petróleo a escala global hasta el año 2050. Como punto de referencia, observamos que la proporción del petróleo dentro del presupuesto de carbono de 2 °C (360 000 millones de toneladas de dióxido de carbono, o GTCO2 que son el 40 % de las 900 GTC02 globales que ha calculado CTI) puede agotarse por completo con una producción posible cuyo umbral de rentabilidad del petróleo (BEOP) sea inferior a 60 dólares por barril (es decir, una producción que, después de añadir 15 dólares por barril por contingencia, necesite un precio mínimo de mercado de 75 dólares por barril). Nuestro documento se centra en el análisis del riesgo económico de los proyectos de petróleo en este contexto.
2) Hasta 2050 el sector privado desempeñará un papel fundamental en la explotación de nuevos recursos petroleros
En nuestro análisis de la base de datos UCube Upstream de Rystad Energy, observamos que más de la mitad de la producción total posible procederá del sector privado (lo que excluye entidades con alguna participación estatal). Por lo tanto, las restricciones políticas o económicas a la futura producción petrolera tendrán fuertes repercusiones para los inversores.
3) Someter a pruebas de estrés la lógica de aumentar el gasto de capital en exploración y producción petrolera
Entre 2014 y 2050, las empresas petroleras privadas necesitarían invertir 25,5 billones de dólares en exploración y producción petrolera con un BEOP que supere el umbral de 60 dólares para desbloquear la totalidad de su oferta; un promedio de 0,7 billones anuales. El presente estudio ofrece información a los inversores para que evalúen el gasto de capital de las empresas petroleras en distintos escenarios de demanda que incluyen restricciones en las emisiones de dióxido de carbono (CO2), índices de crecimiento variables y otros factores clave. El objetivo es someter a una prueba de estrés las hipótesis de demanda y precios del petróleo que impulsan las decisiones corporativas sobre el crecimiento futuro de la producción y las reservas. Los inversores pueden utilizar el análisis como punto de partida para discutir con las empresas la asignación de capital, es decir, acordar cuánto debe destinarse a nuevos gastos de capital o cuánto reembolsar a los accionistas a través de readquisiciones o dividendos.
4) Presentación de la curva de costes de suministro del carbono
Anteriormente subrayamos la importancia de un «presupuesto global de carbono» de 2°C. Analizamos cómo interactúa este presupuesto con la economía de la producción petrolera mediante las curvas de costes de suministro del carbono; estas curvas muestran el posible suministro de petróleo en términos de producción acumulada (medida en millones de barriles por día) y emisiones de CO2 durante el ciclo de vida (medidas en miles de millones de toneladas de CO2, o GTCO2). De este modo se acercan posturas entre las decisiones sobre el capital y el cambio climático. Analizamos aspecto económico de los proyectos petroleros utilizando el umbral de rentabilidad del petróleo (BEOP), el precio que necesita un activo para alcanzar un valor actual neto cero (suponiendo una tasa interna de rendimiento del 10 %). A eso le sumamos 15 dólares de contingencia para obtener el precio de mercado.
5) Los proyectos que necesitan un precio de mercado superior a 95 dólares por barril son los más vulnerables en un escenario de baja demanda y bajas emisiones de carbono
Hasta 2050, 22 MBPD de producción petrolera (20 % de la producción posible y las emisiones de CO2 totales) procederán potencialmente de proyectos del sector privado con umbrales de rentabilidad superiores a 80 dólares por barril (es decir, que necesitan un precio de mercado superior a 95 dólares por barril). Para financiar tales proyectos será necesario una nueva inversión de 21 billones de dólares. Muchos de estos proyectos plantean importantes desafíos técnicos (prospección a gran profundidad submarina, arenas petrolíferas, explotaciones en el Ártico), o se encuentran en localidades sensibles desde el punto de vista geopolítico (Rusia, África Oriental, Nigeria, Venezuela) o se cumplen ambas condiciones. Para ayudar a los inversores a comprender su exposición a estos riesgos examinamos minuciosamente las categorías tecnológicas y la ubicación de los proyectos de alto coste.
6) Fuerte exposición de las empresas privadas, incluidas las grandes petroleras
Aunque las proyecciones indican que la mayor parte de la producción posible de las siete «grandes petroleras» del mundo tendrá un BEOP inferior a 80 dólares por barril, son empresas que también tienen una fuerte exposición a ubicaciones/tipos de petróleo con precios más altos. Evitar gastos en el extremo superior de la curva de costes para devolver efectivo a los accionistas es una estrategia válida de gestión de capital. Discutir con las grandes petroleras estos proyectos de precios más elevados dentro de su cartera global podría catalizar una retirada de nuevos gastos de inversión en todo el sector. Cabe observar que muchas de las empresas independientes más pequeñas tienen una fuerte exposición a proyectos de alto coste que no se compensa con una posición sólida en recursos de coste más bajo.
Notas de los editores:
Enlace de la investigación
La investigación se puede descargar aquí.
Sobre Carbon Tracker Initiative
Carbon Tracker Initiative (CTI) es un equipo de especialistas financieros que asumen el riesgo climático como realidad de los mercados financieros actuales. CTI colaboró con Mark Fulton y Paul Spedding, de Energy Transition Advisors, en la elaboración del análisis que sustenta el informe. Nuestras investigaciones actuales sobre carbono inquemable y activos inmovilizados han establecido un nuevo debate sobre cómo adaptar el sistema financiero a la transición energética hacia un futuro de bajas emisiones de carbono. Esta última serie de investigaciones tiene por objeto explorar más a fondo los planes del gasto de capital en los sectores del carbón, el petróleo y el gas.
Compromiso de los inversores
Carbon Tracker ha colaborado con CERES para incentivar a 45 de las empresas globales de combustibles fósiles más importantes del mundo. En 2013 un grupo de 75 inversores globales que gestionan más de 3 billones de dólares de activos colectivos lanzó la primera iniciativa coordinada para incentivar a las empresas de energía eléctrica, carbón, gas y petróleo más importantes del mundo a que evalúen los riesgos financieros que afrontan sus planes de negocio a consecuencia de los cambios en la demanda y en los precios. La iniciativa ha tenido un alto nivel de respuesta y se han divulgado datos en informes anuales. Para mayor información pulse aquí.
Respuestas de las petroleras
Son varias las empresas petroleras que han comenzado a responder al tema del carbono inquemable. Por ejemplo, Exxon ha dado a conocer una serie de datos sobre energía y clima en respuesta a la presión de los inversores.
La opinión de CTI sobre la postura de esta petrolera está disponible aquí.
Informe del IPCC AR5
En un importante informe elaborado durante seis años y publicado en abril de 2014, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) señaló que los países deberían reducir las emisiones globales de carbono aproximadamente a la mitad para el año 2050 a fin de evitar un impacto costoso del cambio climático. Además advirtió que mantener «el estado actual de las cosas» no era una opción viable porque implicaría un ascenso de la temperatura entre 3 y 5 grados y otras situaciones graves de peligro, como la extinción de especies, la pérdida de hábitats naturales, bajo rendimiento de cultivos, conflictos humanos, migración masiva y un ascenso del nivel del mar que podría asolar islas y comunidades costeras. Más detalles aquí.