Publicado por primera vez en BusinessGreen
En la reunión que tendrán los financieros más destacados del mundo con anticipación al Día Internacional de la Financiación para el Clima que se celebrará el viernes en París, uno de los temas principales a debatir será cómo reorientar el capital privado invertido en proyectos de combustibles fósiles de altas emisiones de carbono, algo que para nosotros es una cuestión obvia que nadie quiere discutir.
Para allanar el camino de una transición audaz a una economía de bajas emisiones de carbono y equilibrar el terreno de juego, es necesario que los mercados financieros valoren correctamente el riesgo climático y el «verdadero» coste de las inversiones en combustibles fósiles.
Sin embargo, las empresas siguen inyectando dinero en proyectos de altas emisiones y alto coste porque estos riesgos no se contemplan en toda su dimensión en la toma de decisiones estratégica, un proceso que en gran medida continúa siendo opaco.
En Carbon Tracker hemos acuñado el término «prima de riesgo de los combustibles fósiles» para explicar este error estructural y, por tanto, agitar una bandera roja de advertencia tanto a los mercados como a los inversores. Y decir además que el riesgo crece a medida que las empresas invierten en proyectos cada vez más costosos, perse a las tendencias en la volatilidad del precio de los productos básicos, la intensificación de la regulación climática, las fluctuaciones de la demanda y la rápida disminución de los costes de la energía limpia.
Nuestro análisis financiero, plasmado principalmente en los estudios de las «Curvas de costes de suministro del carbono», muestra a las empresas y a los inversores el peligro de seguir impulsando proyectos que dependen de un precio alto para obtener una rentabilidad razonable, o que pueden quedar «inmovilizados» en un mundo con restricciones climáticas.
Muchos de los proyectos de alto coste que hemos mencionado —explotaciones en arenas petrolíferas, en el Ártico, en aguas profundas, y para carbón — también son de altas emisiones de carbono y en este momento representan un riesgo considerable.
Si analizamos los proyectos petroleros, aun con un precio de carbono bajo o nulo, son muchos los que necesitan un precio alto del petróleo para que sean rentables para los inversores.
Nuestro análisis ha demostrado que esto podría poner en riesgo 1 billón de dólares de capital en la próxima década, bajo los ajustes de políticas actuales, cuando la creciente inversión se vea afectada por un cúmulo de factores adversos, entre ellos la reducción de emisiones, la mejora de la eficiencia, los avances tecnológicos y una caída de la demanda por el crecimiento de China.
Esto a su vez podría exponer a las empresas y sociedades a un aumento innecesario de los costes energéticos. A esto lo hemos denominado el «billón sucio»: proyectos que necesitan 95 dólares por barril como mínimo para tener una rentabilidad satisfactoria.
En nuestro informe de mayo de 2014, «Curvas de costes de suministro del carbono», observamos que el gasto posible en proyectos de alto coste podría aumentar drásticamente a más de 20 billones para el año 2050 si el desarrollo de estos proyectos de alto coste y la búsqueda de más carbono para reponer las reservas sigue sin control.
Nuestras advertencias resultan oportunas en un momento de volatilidad de los mercados del petróleo y de grandes recortes del presupuesto del gasto de capital en las petroleras.
La prima de riesgo que hemos establecido guarda la misma relación con el carbón. Los mercados de exportación de carbón continúan muy débiles, como se observa en los precios australianos, que últimamente han alcanzado su nivel más bajo en seis años. La caída ha sido tan fuerte que los inversores deben plantearse la siguiente pregunta: ¿es estructural la caída del mercado del carbón térmico transportado por vía marítima? ¿O, simplemente, está tocando fondo de un superciclo?
Esto depende en gran parte de China, donde una vez más la demanda puede dar sorpresas desagradables. Si una empresa invierte capital anticipando una reactivación del mercado de exportación de carbón, queda expuesta a la brecha que se abre en las trayectorias de la demanda.
Hace poco publicamos un estudio sobre el tema, orientado al mercado del carbón térmico de Estados Unidos. Nuestra conclusión es que nos es probable que el sector pueda recuperarse algún día debido a una combinación de factores, entre ellos la competencia del resto de las fuentes de energía y el aumento de normativas dirigidas a combatir la contaminación.
Independientemente de si los precios del petróleo y del carbón siguen siendo bajos o repuntan, los inversores y corporaciones deben aprender de la experiencia y traducirla en cambios duraderos en el modo de entender la práctica de la inversión en combustibles fósiles.
Si los mercados tuvieran información sobre los riesgos (por ejemplo con nuestras serie de análisis de fondo), en lugar de prestarse a financiar proyectos de combustibles fósiles de alto coste, ya se podría desviar capital para explotar fuentes de energía limpias, seguras y asequibles, lo que aceleraría el desarrollo de una energía limpia de bajo coste.
Lo cierto es que existe una demanda: algunos grupos de inversores están reclamando el desvío de un «billón limpio», 1 billón de dólares adicional por año, hacia proyectos de energía limpia, tal como recomienda la AIE.
Sabemos que no podemos quemarlo todo. Empecemos por facultar a los inversores como usted y como yo para que cuestionen las empresas más perjudiciales para el clima y más costosas desde el punto de vista económico antes de que sea demasiado tarde.
Si el mercado y las compañías comienzan a valorar correctamente la prima de riesgo de los combustibles fósiles se equilibrará el terreno de juego y habrá igualdad de condiciones entre la inversión en combustibles fósiles en un contexto operativo sin cambios y la financiación limpia para el cambio climático, lo que nos daría la oportunidad de romper el ciclo.
Anthony Hobley es director general de Carbon Tracker, con sede en Londres
Read the first blog: ‘Unlocking funding for a vital low-carbon future’
Read the third blog: ‘When does the “carbon bubble” become a systemic risk?’
Read the fourth blog: ‘Are regulators prepared if the market misreads climate risk?’
Watch here the short video interview to Carbon Tracker’s CEO Anthony Hobley on this topic.